Práctica 2. Irene Cuartero Sánchez. La mirada del otro (confinado) #INVTICUA21


Cuando comenzó la pandemia, estaba leyendo La mansión Dax ya que era obligatorio para clase de lengua y literatura mientras veíamos la literatura del Renacimiento español y el Lazarillo de Tormes, libro que sí comentamos pero no me leí al completo. Sin embargo, como pensábamos que iba a ser temporal, terminé el libro y seguía con las tareas del instituto.

Una vez descubrimos que iba a haber una “promoción general” al próximo curso, me relajé y dejé un poco de lado lo académico. Netflix fue mi refugio, con la nueva temporada de Élite, La casa de papel, la película El hoyo (la cual sigo sin entender), La princesa Mononoke o El castillo ambulante. Todo esto lo compaginaba con demasiadas horas en TikTok.


Sin embargo, al poco tiempo acabé demasiado saturada con tantas horas delante de una pantalla y necesitaba que mis ojos descansaran. Revisé la estantería con libros que tenía mi hermano y cogí El gran Gatsby, el cual devoré en pocos días. Tras esto, llegó Truman Capote y su Desayuno con diamantes, la cual comparé con la película pocos días después de haberla leído. Aquí vinieron unos días viendo demasiadas películas de Audrey Hepburn como Two for the road, Roman holiday, Sabrina o, una de mis favoritas, Wait until dark.


El verano ya había llegado y teníamos pensado ir a París con la familia. Para que no fueran los días tan tristes, me leí la guía de viaje de Lonely Planet la cual, gracias a Google maps y las visitas virtuales del Louvre, me hicieron sentir que en parte sí había ido a París.


Tras este viaje, necesitaba embarcarme en alguna saga y comencé con la tetralogía de Los juegos del hambre y la trilogía de Divergente. Poco después, me sentí lo suficientemente valiente como para intentarlo con Canción de hielo y fuego, aunque todavía me resista a ver la serie por una pequeña esperanza puesta en el autor y en la posibilidad de que se publiquen más libros.


Al final, este periodo tan extraño de nuestras vidas me recordó lo que era estar enganchada a una saga, lo cual no sentía desde Harry Potter. Además, me unió a mi hermano más que nunca ya que compartíamos libros y opiniones sobre lo que habíamos leído como El túnel de Ernesto Sábato, Cartas de invierno de Agustín Fernández Paz o La pell freda  de Albert Sánchez Piñol.


Comentarios

  1. Excelente y distópica selección. Creo que tu otro yo confinado disfrutará de las referencias del lunes.

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  2. No me hubiera importado hacer esas lecturas durante mi confinamiento... jejeje ¡Gran selección!

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